LA ENEIDA - LIBRO SÉPTIMO
LXXVII
Cual peonza que en plaza despejada
De juguetones mozos circuida,
Va, del torcido látigo azotada,
Que hace que, vueltas dando, espacios mida;
A ver el boj tornátil de pasada
Necia, curiosa ociosidad convida
Absorta turba; y ni el herir se aplaca,
Ni él menos bríos de los golpes saca:
VIRGILIO - 19 a. C.
En Colombia no se sabe a ciencia cierta el origen del trompo sea este
como juguete, artilugio de vida cotidiana de los indígenas o posteriormente de
los colonizadores españoles. Tradicionalmente los trompos han sido elaborados
por artesanos en pequeños talleres donde en las décadas de los años 80´S era un
“Machete” (buen negocio) hacer los trompos para las grandes tiendas del centro
(cacharrerías y almacenes) y a su vez la misceláneas o tiendas de barrio iban a
estos centros de acopio a conseguirlos para venderlos en los barrios, ya me
acuerdo de estas tienditas “Doña Nelly”, “Cacharrería Villacolombia”,
“Miscelánea la 52”, “El Ideal” este último el único en pie hasta la fecha. Yo
soy del Año 1.973 y me acuerdo de estas épocas, de salir corriendo a cualquiera
de estas con esa ilusión de chico de conseguir el mejor y bonito juguete para
impresionar a mis amigos, la desilusión de que el tendero te dijera “No hay
mijo”, inmediatamente salir corriendo a la otra y la otra hasta que encontrabas
tú sueño hecho juguete o la desdicha por tener que devolverte a tu casa y
esperar hasta que surtieran los negocios o pedirle el favor a un familiar o
amigo de mayor edad para que te hiciera el favor de ir a negocios más distantes
donde no tenías acceso por la corta edad, cuando estos esfuerzos fallaban
empezamos a aventurarnos a ir un poco más allá con tal de lograr nuestro
cometido, pero obviamente eran épocas sanas y al final nuestros padres en
muchas ocasiones no se daban cuenta de nuestras andanzas; pero toda esta
historia es un pálido reflejo de lo que me cuentan amigos y familiares de mayor
edad y ni que decir de mi padre, abuelo y vecinos de pelo blanco; historias
alrededor de “El Trompo”, mi padre fue de campo y contaba ¡como de muchacho! en
los años 20´S se formaban las romerías en las calles y parques al salir de
estudiar y por espacio de unos pocos minutos antes de ir corriendo a casa para
no ser castigados, se recreaban con sus
juegos favoritos, entre ellos el trompo, hablaba de como habían varias
denominaciones de este juego: Al cuadro o al círculo, la carreta, etc. hablaba
de el trompo sedita, el hacha. En la finca de mi Abuelo Marcelino habían
grandes toldas que servían de refugio a las recuas de mulas que llegaban por
cientos y miles guiadas por los Arrieros, personajes estos de mala reputación
por luchar quizás con el monte y bandoleros que asechaban en busca de un botín,
estos personajes también se divertían con el Trompo entre ellos y no era raro
de esperar terminar en trifulca dicha faena.
Se hacían con maderas resistentes como el pino, naranjo, guayabo, cedro
y cualquier madera extraña que llegara producto de embalajes y correos de la
época; estas maderas debían ser resistentes ya que el juguete debía soportes
repetidos golpes de punta o hacha como se le decía a un trompo especial que no
se bailaba como el sedita, pero que si sacaba a la hora de castigar al trompo
del oponente, poniendo a su víctima en el suelo, se cogía el Trompo hacha y se
ajustaba la cuerda entre la punta y la cabeza pasando amarrada por la mano y en
varias oportunidades según lo que acordaran los muchachos incluidos en el juego
se le daba de hachazos al trompo que servilmente esperaba su trágico y casi
seguro destino (partido en varias partes), este era el castigo por haber
quedado de último en la competencia o por haber caído en lugar prohibido, en
medio de esta barbarie había algo de benevolencia y era que todo muchacho debía
cargar o pedir prestado a su mejor amigo o alguien que se compadeciera un
trompo desgastado y cambiarlo por su preferido, sedita o de la buena suerte
para tener un chance de volver a participar con el, de no conseguir este, tu
trompo favorito pagaba las consecuencias y si te oponías a ello seguramente
eras excluido de este y muchos juegos más, tu reputación quedaba por lo más
bajo y no bastando eso, lo más probable era que te alcanzaran en cualquier
momento y te cobraran a golpes la muchachada, con todos estos antecedentes era
menester acoplarse a las reglas y ahí viene una máxima de todos los Juegos
Tradicionales, “Respetar las Reglas” para ser parte activa en beneficio de una
sociedad, incluso los padres de esa época en su gran mayoría y en honor a la
Palabra que tanto valía en esos tiempos hacían respetar lo que en juegos de
juventudes acontecía.
Recuerdo que en mi niñez había una amplia brecha entre juegos de niñas y
niños, ellas jugaban jazz, rayuela, muñecas y otras entretenciones; nosotros
jugábamos bolitas, trompo, fútbol; cuando ya fuimos más grandes y empezamos a
enamorarnos de nuestras compañeras vimos la necesidad de jugar juntos y claro,
mostrar todas nuestras habilidades y acrobacias.
CLASES DE JUEGO:
- Al cuadro o
círculo: Se hacía un cuadrado o un círculo con un tejo puntudo, esta muesca en la
tierra era algo profunda para obligar al trompo a definir su posición en caso
de terminar bailando en esta, esta figura por lo general la hacía el muchacho
más grande o de predominancia en el grupo, si el trompo quedaba bien en la
sanja, se salvaba de perder el trompo, cada jugador estaba obligado a depositar
dentro de dicha figura un trompo al que se denominaba “Case”, para este fin se
usaba uno de los menos preferidos, este aseguraba su permanencia hasta que
fuera sacado el último trompo de la figura, el objetivo del juego era que cada
jugador a su turno lanzaba su trompo al cuadro o círculo bregando a sacar los
trompos que más pudiera a fin de quedarse con ellos, previamente se había
disputado la largada por medio de los populares “Zapatico Roto, contando
números hasta 10, el Tin Marín, etc…”; pero lo peor que le podía pasar a
cualquiera era que dentro de aquel tropel de trompos quedara bailando a manera
de dormilón el trompo predilecto, el sedita, cabía la posibilidad de que en la
agonía de la rotación tocara con su cuerpo a revoluciones el suelo y saliera de
la figura geométrica fatal; debía entonces pagar una multa para poder seguir en
juego la cual podía ser en trompos o monedas los que se depositaban también
dentro de la geométrica y jugar con otro trompo y en el próximo turno tratar de
rescatarlo sino antes otro se le había adelantado y perdía el chance de
rescatar su trompo especial. El juego terminaba cuando era rescatado el último
trompo y monedas de todos los apostados, inmediatamente se volvía a rifar la
largada y todo empezaba de nuevo.
- La Carreta: Se rifaba la largada entre los participantes como dijimos antes y se
ponía un recorrido de objetivo, por lo general era una cuadra de ida y vuelta
(aprox. 200 mts.), se jugaba con el trompo más rudo y pesado pero de fácil
manejo, el objetivo era darle golpes a los otros trompos para conservar el
turno y cubrir la distancia dicha donde el final era un hueco hecho en la
tierra, si los trompos soportaban el trajín de ida y vuelta se enfrentaban al
final a el terrible hoyuelo y el que quedara allí sufría el castigo de un
trompo especial que cada uno cargaba o pedía prestado a su turno con punta
chata y aferrando una cuerda a punta, cabeza y mano para usarlo a manera de
este utensilio en contra del desafortunado que caía en la protuberancia con un
final seguro.
"Estas entradas son obra mía y
fueron publicadas primeramente en http://juegostradicionalesjomaser.blogspot.com/, este
material está protegido por las normas internacionales de derechos de autor,
agradezco no usar solamente Copy y Paste, en cambio copiar el enlace URL y
pegarlo en sus publicaciones o redes sociales haciendo referencia de la
procedencia, gracias de antemano. JOMASER
No hay comentarios:
Publicar un comentario